La resistencia al cambio se denomina a todas aquellas situaciones en las cuales las personas deben modificar ciertas rutinas o hábitos de vida o profesionales, pero se niegan por miedo o dificultad a realizar algo nuevo o diferente.
Ya podéis disponer de la estrategia digital mejor pensada y montada, la implantación de unos valores corporativos estupendos diseñados o el lanzamiento de nuevas medidas que harán más eficiente el trabajo del día a día de tus trabajadores, si tienes este muro delante, no podrás implantar ninguna de las anteriores.
Este individuo o grupo de individuos podrá utilizar cualquiera de las 3 verdades que consideran inamovibles y que tendrás que ir rompiendo una a una para poder pasar a la siguiente:
NO QUIERO
NO PUEDO
NO SE HACERLO
Si quieres romper esta barrera tendrás que ponerte tu gorro de psicólogo (mira el post de debajo) y poco a poco ir dando respuesta y convencer en cada una de las 3 anteriores. Si bien las armas que tienes son simples, vas a tener que contar con mucha paciencia, pero poco a poco, con el tiempo, todo llega:
Comunicación: clara y transparente, de los beneficios y los retos que se van a afrontar con el cambio. Las cosas claras y las cartas, sobre la mesa
Consistencia: no es una lucha que se venza en una batalla. Ni es una guerra de 100 días. Es un goteo permanente que debe ir calando en los individuos.
Pero para mi, la mejor arma es la gestión por liderazgo. Es decir, no hay nada mejor que un líder reconocido adopte ese cambio, lo haga propio, y lo impulse con la misma fuerza y ganas que el resto de ámbitos que le hacen precisamente, líder.
No subestiméis jamás la resistencia al cambio. Cuando mayor es el grupo de individuos con resistencia, mayor va a ser la probabilidad de que el cambio no salga como te esperas.
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